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Luna Nueva

Me encontraba en el desayunador de la Casa del Lago. La noche del viernes había sido, ¿Cómo decirlo? Tal vez la palabra agitada sería la correcta; pero en mi caso, se aplicaba la de revitalizante. Y no, no era por haber sido una noche de placer salvaje…por lo menos para mí. Eran pocos los hombres con los que de verdad podría hacer esa aseveración.

Esta mañana me desperté más impetuosa, con más energía, con más…juventud. No podría ser lo contrario. La Luna Nueva había pasado con toda su luz. Con su luz. ¡Qué ironía! Yo, amante de la oscuridad, estaba contenta con su albor.

Porque no había sido cualquier luz…

Esta sensación me acompañaba cada cierta Luna Nueva. Con ella, yo renacía y recuperaba lo que poco a poco se me quitaba. Todo por una “Costumbre Familiar” como prefería llamar a la maldición que de generación en generación mi familia nos heredaba.

"-Ama. El Profeta ha llegado” – Me informaba Lana, mi elfa doméstica y tras un pequeño “Puf”, ante mí aparecía la última edición del periódico. Como últimamente era su costumbre, la foto de la portada mostraba a un Harry Potter incómodo mientras los flashes de las cámaras iluminaban su rostro.

“Insisto en que esto no es lo suyo” – Murmuro haciendo un gesto de hastío. Leo el encabezado y mi faz cambia de expresión. El Profeta ha logrado captar mi total atención mientras mis brillantes ojos grises, leen el artículo.

MUGGLE HALLADO MUERTO SIN UNA GOTA DE SANGRE
Como historia de último momento, el Jefe de Aurores, Harry Potter, ha dado a conoce a nuestros corresponsales que ha sido hallado muerto en Londres un muggle de nombre John Wilson. Esto no es nada de extrañarse, debido a la creciente ola de asesinatos en el mundo muggle. Lo curioso de este caso, según aseveró Potter, es que el cuerpo del joven de 23 años no tenía una tan sola gota de sangre. Asimismo, y a instancias de nuestro corresponsal, el Auror dijo se presumía de un rito satánico dirigido por una secta no mágica. Como nota adicional, no es el único hecho similar del que se han presentado reportes. Y nosotros nos preguntamos, ¿Por qué nuestro Gran Jefe de Aurores pierde su tiempo en crímenes muggles en lugar de resolver los casos pendientes del mundo mágico?

Río con sorna. Esto es muy interesante. Harry Potter atacado por periodistas y la causa es un asesinato no mágico. Bueno, ni tan “No mágico”.

"-¡LANA! – Llamo con fuerza a mi elfa. Inmediatamente aparece obediente- ¡UN CAFÉ! ¡AHORA!"

Tomo la taza y le doy un sorbo. El humo que provenía del líquido hizo que me perdiera en mis recuerdos de aquellas últimas dos noches, convirtiéndolo en figura, imágenes y situaciones…

La noche del jueves me dirigí a un barrio de Londres. Se miraba gran movimiento y los centros nocturnos abarrotados.  Mis ojos se fijaron en un chico alto, de tez blanca, cabellos castaños y andar cansino. Ladee mi cabeza. Se notaba que el joven traía una gran carga emocional en sus hombros y que trataría de deshacerse de ella en “The Barfly”.



Metí mis manos en el abrigo negro largo de cuero. La noche estaba fría y la luna estaba escondida tras las nubes dejando un leve reflejo, el suficiente para ver y observar desde el oscuro callejón en donde me aparecí. El chico en cuestión, pareció  tener esa extraña sensación de estar siendo observado. Volvió su cabeza y nuestras miradas se cruzaron. Sonrió con tristeza. Apartó su vista de mi al no encontrar una respuesta en mi mirar frio y gélido.

¡Pobre muggle! No sabía que su destino ya estaba marcado.

Reí. Era la hora, era mi hora…

Dirigí mis pasos hacia el pub y pasé a su lado mientras él hacía fila para entrar. Volví a ver sobre mi hombro y mis ojos le regalaron un guiño divertido.

"-Señorita Overon"- dijo el bouncer- "¿Cómo se encuentra ésta noche?"

"-Helada, Tim" – contesté cortésmente- "Dispuesta a calentarme."

"-Pues bienvenida. Como siempre" – El guardia llamado Tim, quitó la cadena para que pasara. Una vez que estuve tras la débil barrera, me acerqué por su espalda y le murmuré algo. El corpulento hombre asintió sonriendo. No era extraño que sus clientes le pidieran lo que yo acababa de solicitar.- "Entendido Señorita. Será un placer."

Me adentré al lugar, mientras me quitaba la chaqueta. Detestaba estar en un sitio tan lleno de muggles. ¡Era tan molesto! Me recosté en una columna, crucé los brazos y el tacón de mi bota derecha se apoyó en la suave piedra .Esperé a que el chico pasara y se sentara en la barra. Pidió su bebida y el barman le entregó una copa, la cual bebió como si el mundo se fuese a acabar. Ironía. Su mundo estaba a punto de terminar.

Suspiré. Enderecé mi cuerpo y me acerqué a la barra. Cuando estuve tras él, le susurré al oído: “¿Sabes? El buen licor se degusta. No se bebe de forma rápida”

El muchacho me miró por el rabillo del ojo. Sonrió al parecer reconocerme e hizo un ademán para que me sentara a su lado.

"-Y una grata compañía no se deja pasar"

Y así comenzó nuestra noche de juego. Risas, coqueteos y bebida.

Dos horas y 5 whiskys después, John, que así se decía llamar, se acercó a mi oído y, posando su mejilla en la mía dijo “¿Quieres ir a un lugar más tranquilo?”

En mi rostro y en mis ojos se dibujó el triunfo.

Me separé y con una falsa ternura e inocencia, asentí. Le indiqué que me esperara en el lobby del York Albany que estaba a nada del Pub. Una vez que John hubiese desaparecido por la puerta, saqué de mi pequeña bolsa dinero muggle y un dulce. Me acerqué al muchacho que nos había atendido a lo largo de la noche.

"-¡Gracias por tus servicios!" –Casi grité debido al ruido del lugar. Él se limitó a sonreir. Tomó los billetes y miró el caramelo con curiosidad. Lo abrió y, cual niño, lo comió. De inmediato, algo lo sacudió y su mirada denotó confusión. Me separé de la barra y me presté a largarme de aquel lugar tan desagradable para mí.





Esos “Dulces sin Memoria”, como yo les llamaba, estaban elaborados a base de una pócima que había creado en mis tiempos de Durmstrang. La persona que los comía, olvidaba el rostro de quien se los daba. Muy conveniente para mis travesuras de Luna Nueva. No dejaban rastro mágico, así que nadie me recordaría… Ni el hombre que había seguido ávidamente nuestra aventura en el bar, ni mucho menos el regordete y calvo muggle que nos daba la llave de la habitación del hotel.

John hubiese deseado nunca más abrir los ojos…

¿Qué hace una persona cuando abre los ojos y en lugar de despertar en una amplia cama junto a una bella mujer, lo hace atado a unas cadenas en tobillos y muñecas, contra una fría pared, totalmente desnudo, en un sitio que sólo en sus más temidas pesadillas podría imaginar?

Sus ojos marrones se nublaron por la desesperación al verme pasear frente a él, con una sonrisa de triunfo y maldad.

"-¿¡Dónde estoy?! ¿¡Qué hago aquí?!" – Gritó tratando de zafarse inútilmente de sus ataduras

Me acerco a él y mi dedo índice pasa por sus labios temblorosos, haciendo camino por su pecho y su estómago mientras hago un gesto ladeando mi cabeza.

"-Shh… tranquilo mi querido muggle. No pasa nada malo… Has sido escogido para preservarme, eso es todo" – Y mi risa maquiavélica hace un eco de espanto en lo que parecía ser una cueva sacada de un libro de terror. Mi expresión cambia de repente a una de furia e ira. Suelto una sonora bofetada en la húmeda faz del muchacho.- "¡No llores por una vida patética John Wilson! ¡Una vida inservible!"

Tomo su rostro fuertemente con una sola mano obligándolo a mirarme.

"-¡Tu miserable vida no vale absolutamente NADA!" 

Los gritos de dolor retumbaban en las oscuras paredes al momento en que las cadenas mágicas sacan un aguijón, enterrándose en sus tobillos. Me separo de él. Veo como su cuerpo se eleva del suelo y aparece a sus pies un objeto de piedra en forma de plato, con diferentes surcos tallados en el.

A un movimiento de mi cabeza tanto él como el plato, se mueven sobre una especie de altar del cual sobresale otro atrio en el cual descansa una Copa de plata, un Cáliz antiguo que ha pertenecido a mi familia por generaciones y que es la fuente de mi…




"-¡Ayuda! ¡Alguien me ayude! ¡Ahhhhhhhh!"

Roleo mis ojos con hastío ¿Por qué los gritos muggles son tan estridentes?

La sangre comienza a verterse en aquellos pequeños caminos de la bandeja llegando hasta un acceso, del cual como chica cascada, cae directamente al Cáliz.

"-¡Por Dios! ¡Por Dios! ¡No! ¡No quiero morir! ¡No!"

Reí. ¿Cómo no hacerlo? Me llenaba tanto ver ese sufrimiento y esa desesperación…  

Di vueltas sobre mi misma varias veces, extendiendo mis brazos. Paro de repente y sin dejar mi risa observo como poco a poco que la palidez llega al rostro de mi víctima hasta perder el sentido.

Muevo mi cabeza en sentido circular y el cuerpo casi sin vida del muchacho da vuelta hasta quedar de cabeza. Las cadenas que atan sus muñecas sacan una punta filosa, enterrándose en sus venas. Un nuevo rio de sangre corre al laberinto de piedra.

La Copa, rebosante del preciado líquido, comienza a tener un brillo especial.

Sangre… sangre nueva…

Espero un rato hasta que ya no hay más y dos o tres gotas terminan de llenar el plateado objeto. Me acerco. Tomo el Cáliz. Lo elevo con mi vista fija en el y susurro:

“Neomeniae iuventute tua me saties in saecula aeternum”

“Neomeniae iuventute tua me saties in saecula aeternum”

“Neomeniae iuventute tua me saties in saecula aeternum”

Y bebo… Bebo como si en eso se me fuera la vida… cuando en realidad, la vida volvía a mi.

Y mientras mi cuerpo se llena de luz, afuera, en el cielo, una Luna Nueva ha perdido su brillo…





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