Querida madre:
En este día tan especial no voya felicitarte. Sería una simple palabra para todo lo que quiero ecirte.
Hace mucho que te quiero, incluso antes de nacer. Mi amor por ti es un amor que no se puede explicar, pues no solo eres mi madre, eres mi amiga, mi confidente, mi compañera... Esa hermosa mujer a la cual siempre me he querido parecer.
Mujer entregada a sus hijos, a su esposo. Devota madre que en tu vientre me abrigaste cuando crecía en tu interior, eres ese espejo en el cual me quiero reflejar siempre.
No encuentro en mi memoria mi primer recuerdo de ti porque antes de existir ya te conocía. Tu vientre me esperaba para llenarme de vida. Después, cuando nací de ti, me alimentaste, no solamente de tus pechos, sino de amor, de ese amor incondicional que solo una madre es capaz de dar.
Me llevaste de tu mano y curaste mis heridas con mimo; me arropaste cuando sentía frío y calmaste mis miedos cuando existieron.
Me convertiste en la mujer que soy, intentando siempre imitarte para nunca defraudarte, para que siempre te sientas tan orgullosa de mí como yo de ti.
No solamente me diste la vida vida, me regalaste la de quien más amo: la vida de mi hermano, tu hijo.
Madre, eres mucho más para mi de lo que nunca te he dicho. No solo eres mi redentora, mi progenitora, mi madre, mi diosa... eres la mujer que idolatro por encima de todo.
Te amo, madre
Categories:
Especiales
,
Vera Lynch