En la vida lo primero de todo me lo
diste tú porque me diste la vida. La vida, ese sueño que soñamos
despiertos sin darnos cuenta de lo mucho que la vida nos sueña a
nosotros. Tú que soñaste mi vida antes de que fuera vida, que me
tomaste en tus brazos antes de que fuera carne, que escuchaste mi
llanto antes de que este tomara voz... tú que en tus sueños me
tomaste en brazos antes de nacer pues antes de ser vida fui un sueño:
tu sueño. Antes de ser vida somos sueños para después ser la vida
de aquellos que nos sueñan. Nuestro primer hálito de vida comienza
en un sueño, ese sueño en el que aquellos que nos sueñan imaginan
como será nuestro rostro, de quien heredaremos el color de los ojos,
el rubor de las mejillas, la sonrisa, el tono de voz... a quien
querremos parecernos, cuál será la primera palabra que
pronunciemos, a que edad daremos el primer paso... quienes serán
nuestros padrinos el día de nuestro bautismo y el día de nuestra
boda... antes de nacer ya vivimos porque antes de existir ya nos
sueñan. Madre, tú me soñaste, me diste un nombre antes de que
fuera vida, me diste un rostro antes de conocer el mío, me enseñaste
andar cuando en tu mente ya imaginabas como serían mis primeros
pasos. Me diste la vida en tus sueños para más tarde convertirme en
tu sueño.
No sé si soy el sueño que soñaste, la niña que
anhelaste, la niña que esperaste y que fue el sueño de una noche de
verano. No sé si aún recuerdas a quien un día fui o sólo vives
para recordar a quien se convirtió en mí hace cinco años. Madre,
no sé si me habrás perdonado, si anhelas verme tanto como yo anhelo
verte a ti. Hoy quiero decirte algo... he vuelto, he vuelto aunque
cinco años después porque he vuelto a ser quien fui gracias a las
dos luces que dejaste a mi vera para que cuidaran de mí, con ellos
he vuelto a ser la niña que un día concebiste en tus sueños.
Madre: la vida nos enseña a caer y a volver a levantarnos pues sólo
cayendo aprendemos a ponernos de pie. Tú me has enseñado que en la
vida no hace falta tenerlo todo para ser feliz pues sólo saber que
aún me esperas, sólo saber que aún me anhelas me hace feliz. Ahora
tengo presente ese recuerdo que no es mío pero el cual conozco
gracias a ti: soy ese sueño que un día soñaste junto a aquel
hombre sentada al piano, y Tú eres ese sueño que antes de soñar ya
soñaba y en el que quiero soñar para siempre.
Categories:
Arya Dabney
,
Especiales