Un llanto dulce rompió la tensión cortante de la noche, seguido de golpes de puertas, pasos apresurados y voces quedas. Mientras, una niña esperaba sentada en su cama, con un libro de dibujos entre sus manitas. Cuando oyó ese despertar de una nueva vida, levantó los ojos de las ilustraciones y aguardó hasta que unos pasos se acercaron a su habitación.
La puerta se abrió y un hombre de unos treinta años se asomó y se acercó a ella.
-Katniss, tienes un hermano. -Sonrió mientras anunciaba esto, y se sentó en la cama.-
-¿Puedo verlo ya? -Preguntó curiosa, siempre curiosa; le miró y vio el brillo de alegría de sus ojos oscuros- ¿Cómo se llama? ¿Le podré coger? ¿Podré jugar con él?
-Claro que puedes verlo. -Respondió sonriendo- Pero todo a su tiempo, no te apresures, los juegos tendrán que esperar. -Se puso en pie- Daniel, se llama Daniel. Tu tío Stephan lo ha elegido.
La niña bajó de la cama, ansiosa por ver a su hermano. Agarró con su manecita la mano que le ofrecía su padre y recorrieron juntos la casa para llegar donde su madre había dado a luz y los esperaba. Entró en la habitación con los ojos fijos en el pequeño.
-Hola Dany, soy Kat. -Miró a su madre con inseguridad antes de acercar su dedo índice a la pequeña mano de su hermano, que se cerró sobre ella.- Mira, mami, me quiere. -Sonrió de oreja a oreja. Dió un abrazo a su madre, que sostenía al pequeño.-
-Claro que te quiere, mi niña. Mañana, si ayudas a papá con lo que necesite, podrás coger a Daniel. Pero con mucho cuidado.
El bebé abría y cerraba las manitas alrededor del dedo de su hermana. Ésta bajó los labios para darle un beso en la frente, y quitó el dedo de entre sus manos. El hombre se acercó a Katniss por detrás y agarró una de sus manos.
-Vamos, ven, debes ir a dormir ya. Mañana tendrás todo el tiempo que quieras para estar con él.
Aunque se resistió durante un momento, consiguió que le acompañara hasta su habitación. La metió en la cama y la arropó. Se le veía feliz. Hasta ahora las cosas le iban bien, había tenido mucha suerte con todo, y esperaba que todo continuase así. Miró cómo los ojos de su niña se iban cerrando y su respiración se calmaba. La observó durante unos segundos más, apagó la luz y se marchó a acompañar a su mujer.
Categories:
Diario
,
Katniss Tyler
,
Pensadero