Fics Spanish HP Fakes

Rueda de prensa Harry Potter (20 – 09 – 2023) 


Un largo silencio se prolonga, pero sé que en cuanto cruce esa puerta, ese silencio se acabará. Me encuentro en un despacho del Atrio, donde ultimo cada detalle del discurso que voy a dar delante de cientos de personas. Todo el ministerio, y la prensa nacional y europea, estarán ahí, dispuestos a escuchar esas palabras que, mañana, transcritas al papel, llegarán a miles de hogares en todo el mundo. Tomo aire, dejando los folios manuscritos que me he preparado y memorizado sobre la mesa. Me veo reflejado en el cristal de un diploma enmarcado. Siento un escalofrío, mi cara pálida, más cara que de costumbre, las ojeras profundas tras la larga noche sin dormir en el cuartel tras el asesinato de Maron Oldwest, perpetrado por los asesinos de la Pluma y el Reloj... A todo ello se suma lo que va a ocurrir ahora. 


Llaman a la puerta. Mando a entrar y veo que entra mi secretaria. 

   -Todo esta listo, señor Potter. Le están esperando. 

 Me dice. Reagan me conoce mejor que mucha gente. Ha compartido muchos dolores de cabeza conmigo en aquella oficina de Aurores, y además, me ha dado su amistad, tanto como su padre, o su primo, mi ayudante y aprendiz, Rikgon Draves. Este, aparece a un lado de Reagan. Se acerca a mí. No sabe aún lo que voy a decir, pero me conoce y sabe que no es nada bueno. Me pone una mano en el hombro. 

   -Estaremos contigo, Harry 

  Me dice, insuflándome valor. Asiento. Me ajusto la corbata y me coloco la americana azul marino. Con seguridad, salgo del despacho, haciéndoles un gesto para que me sigan. Nada más salir, mientras cruzo los pasillos del Ministerio, escucho al gentío. Puedo oir hasta el sonido de los flashes de los reporteros haciendo fotos al Atrio, preparado para la ocasión. Una vez llego allí, me asombro al ver tanta expectación. El Atrío está lleno, apenas queda el espacio para el entarimado y el atril delante del monumento tras el que daré la rueda de prensa. Los agentes de seguridad del Ministerio han colocado un cordón de seguridad y se mantienen en guardia por si hay un desbordamiento. Puedo ver entre el gentío a la directora del Profeta. Siento en mis ojos los flashes de las cámaras deslumbrándome y escucho preguntas.

   “Señor Potter, ¿está el mundo mágico en peligro?” “¿Se sabe ya algo de los fugados?” “¿Van a encontrar a los asesinos de los Shield?”

 Acompañado de Rikgon subo al entarimado. Mi ayudante se queda detrás, junto a algunos agentes de seguridad. Me pongo delante del atril, y miro a la marea humana de prensa y cámaras fotográficas y vuelaplumas que hay abajo. Tomo aire y compruebo que mi voz suena alta y clara en el micrófono.

   -Magos y brujas de la comunidad Mágica de Gran Bretaña -se hace el silencio entre el gentío, tan solo se escucha el sonido de los disparos de las fotografías- como Jefe del Cuartel General de Aurores y con el permiso del Ministro de Magia, Kingsley Shaklebolt, he decidido dar una Rueda de Prensa para informar a la población sobre la situación actual tras el regreso de la Orden de Magos Tenebrosos conocida como Lux Aeterna.

 Miro alrededor. Los rostros de los periodistas son expectantes

   -Desde que se diera a conocer el primer crimen firmado por la Pluma y el Reloj, en New Appletown, al sureste del condado de Kent, al menos diez crímenes han sido relacionados con esta orden. Margareth Lovelly, su hermano, el mortífago Arius Oldwest, Nessa Villan, April Ross, nuestros compañeros aurores, Anna Falshtolf, William Kramer, los Shield, Maron Oldwest durante la noche de ayer... Todas esas víctimas han llevado la fatal firma de los Aeternos. Diez crímenes en menos de seis meses... -afirmo con voz grave, para transmitirles a todos el temor que también hay en mi- Como medida de seguridad, el Departamento de Seguridad Mágica ha reforzado la seguridad en escuelas mágicas así como en lugares concurridos por magos. Se os ha pedido que toméis las máximas precauciones, que pongáis chivatoscopios y barreras protectoras en vuestros hogares y que no salgáis de casa sin vuestra varita, ni dejéis a menores de dieciséis años y desarmados solos. Pero sabemos que eso no es suficiente. Los Aeternos no pararán hasta cumplir su objetivo.

 Tomo aire, sé que este es el momento más dificil

   -Lux Aeterna cayó en 2012, hace once años, cuando Ephraim Rosebelth se infiltró entre sus filas. En ese momento buscaban un objeto de gran valor... Y hoy en día, lo siguen buscando -asevero el tono, alzándolo- El objetivo de esta Rueda de Prensa no solo es advertir a la población mágica del peligro al que nos enfrentamos y que aún no hemos podido controlar, sino que también está destinada a nuestros enemigos, los miembros de Lux Aeterna.

 Se oye un ligero murmullo de asombro. Miro hacia todos, sobre todo hacia Alissa Svanhile, la directora de El Profeta:

   -Lux Aeterna es una orden más organizada y elitista que la sociedad mortífaga. Puede que ahora mismo, entre nosotros, haya un Aeterno que se vista de rojo y se ponga la máscara cuando así le sea pedido. Nuestro vecino más amable, el eficaz funcionario del ministerio, el compañero de curso de nuestros hijos en Hogwarts, un amable vendedor del Callejón Diagón... cualquiera de ellos puede ser un Aeterno. Por eso, sé que ahora mismo, es posible que alguno de ellos me esté escuchando, puede ser ese fotógrafo -señalo a un joven fotógrafo que mira a todos lados cuando yo le señalo- O ese Vigilante Comprobador de Varitas que está al fondo... -hago una pausa, mientras miro todos los rostros expectantes- Y si no me están oyendo ahora, me oirán mañana. Estas palabras serán leídas mañana por millones de personas en todo el mundo, en El Profeta, y en el resto de diarios europeos del viejo continente...

 Tomo aire de nuevo, y alzo la voz.

   -Ephraim Rosebelth ya no vive protegido por los Aurores. Ha decidido abandonar su retiro y su protección para luchar contra Lux Aeterna. Sabe que iréis a por él -digo, hablando directamente para ellos- Pero no os tiene miedo. Ha confiado en mí para que proteja algo que vosotros también codiciais... Así que si lo queréis, ya sabéis donde encontrarlo. 

 Hay un murmullo generalizado en todo el Atrio. Busco entre la multitud a Kingsley. Puedo verle en uno de los palcos. Se lleva las manos a la cabeza, al haber escuchado esas palabras que acabo de decir, y de las cuales no le había advertido cuando le dije lo que tenía planeado contar en esa rueda informativa. Veo como se retira de allí, abandonando el palco, y vuelvo mi atención al gentío.

   -Habéis comenzado una guerra contra nosotros, y la hemos aceptado. Pero para vernos las caras, tendréis que acercaros un poco más -miro enrededor- ¿Alguien tiene alguna pregunta?

 Alissa Svanhile es la primera en alzar la voz:

   -Ha dicho que Lux Aeterna tiene un objetivo, ¿cuál es? ¿Se confirma entonces que su firma es una pluma y un reloj? -Inquiere en voz alta con rapidez, ávida de información, pues ese dato en concreto se sabía de forma no oficial, pero nunca había sido filtrado a la prensa- ¿Trabajan con algún nombre? ¿Es el Ministerio seguro? 

 Respondo a las preguntas

   -Lux Aeterna busca el poder. Creemos que su objetivo sigue siendo hacerse con el control de la Comunidad Mágica y al parecer hay un arma que puede ayudarles a tal fin -me sincero- Si, su firma es la pluma negra y el reloj roto a la hora de la muerte de la víctima. Y no, no trabajamos ni con ningún nombre ni con ningún sospechoso, solo Nathaniel Saxton, y el resto de presos que huyeron de Azkaban -murmuro, sin decir más nombres para evitar mencionar a Donovan- El Ministerio, así como ningún lugar, tampoco es seguro en este momento. Los Aeternos podrían estar en cualquier parte, juegan con la ventaja de que no los conocemos, y que podrían ser cualquier ciudadano ejemplar de nuestra comunidad Mágica -concluyo.

 Espero a más preguntas, en silencio, mirando al grupo periodístico.

   -¿Estamos entonces en guerra? -Cuestiona finalmente la directora de El Profeta, tras escuchar mis palabras- 

   -Esta guerra nos ha sido declarada desde que Lux Aeterna comenzó a matar en esa pequeña Aldea, cuando le quitó la vida a Margareth Lovelly. Desde entonces está jugando con nosotros, ha matado a compañeros aurores e incluso han asaltado Azkaban. Es un hecho que Lux Aeterna se está enfrentando a nosotros y que esto es solo el principio... Se podría decir que si. Que estamos en guerra.

    -¿Alguna pregunta más?

 Un periodista con acento francés expresa:

   -¿Su estrategia va  a ser ponerse de cebo con estos individuos para poder darles alcance?

 Tomo aire

   -A veces para cazar al ratón, hay que ponerles un cebo -es mi única respuesta. Decido que no voy a aceptar más preguntas- Esto es todo, gracias a todos por haber estado aquí.


 Murmuro. Bajo las escaleras del entarimado, seguido por Rikgon y los agentes mientras me disparan más fotografías, y me atropellan a preguntas relacionadas con lo que acabo de decir. “¿Que es lo que codician los Aeternos?” “¿Cuándo salió Rosebelth de su estado de testigo protegido?” ¿Van a infiltrarse los aurores en la Orden como hizo Rosebelth?” No respondo a ninguna. Hoffman se une a mí en el recorrido, dándome una palmada y felicitándome por mi decisión, con una sonrisa orgullosa y una sombra de preocupación. Me interno en el despacho en el que me esperan Kingsley, mi cuñado Percy, y algunos de los hombres de confianza del Ministro, entre ellos, Venetius Hochland. Reagan se queda fuera, y Rikgon, que me mira entre admirado y asustado, me acompaña. El Ministro me parece más anciano de repente, taciturno, con el semblante abatido:

   -Harry... ¿Qué has hecho?

 Me alzo de hombros. 

   -No tenía otra opción, Kingsley. Necesito captar su atención, y esta es la única manera.
   
   -Espero que eso de que tienes algo que ellos codician no sea cierto... -murmura mi cuñado Percy, preocupado.

   -De igual manera irán a por él aunque no se cierto -dice un nervioso ayudante del ministro mientras se pasea por el despacho, antes de que yo responda a mi cuñado-

 Miro a mi cuñado, pero no le digo ni un sí ni un no. Entiende que no puedo decírselo.

   -Has cometido una locura, Harry. Estos asesinos irán a por ti ahora -me reprende el Ministro- ¿No entiendes lo que has hecho?

   -Y lo he hecho precisamente por eso -exclamo- Tenemos que atraparles, y jamás les atraparemos si ellos no vienen a por nosotros. Tenemos que atraparles... Diez personas han muerto. Diez -enfatizo- Mi familia podrían ser los próximos, y no pienso permitirlo.

 Hay un largo silencio, que solo rompe Rikgon:

   -De igual manera ya estamos en la boca del lobo... 

 Miro a mi ayudante. Sonrío agradecido por el apoyo.

   -Matarán a Rosebelth -exclama Venetius, el ayudante del Ministro- Espero que puedas vivir con eso después.

   -Vivo con las muertes de muchas personas que me importaban a mis espaldas -me encaro con él- Podré vivir con eso si ocurriera.

   -Rosebelth está protegido -asevera Hoffman, molesto- Y de todas formas, es su elección.

   -Estaba a salvo -exclama Venetius-

   -A salvo, pero encerrado -responde Hoffman.

   -¡Basta! -exclama Kingsley- Ya no hay marcha atrás. Harry ha puesto en funcionamiento el mecanismo de una jugada suicida... -el ministro se acerca a mí, y pone una mano en mi hombro- Harry... Una vez salvaste el mundo mágico arriesgando tu propia vida. Muchos dieron la vida por ti, y muchos la arriesgamos. Esa vez, lo lograste. Espero que esta vez, también lo hagas.

 No sé como interpretar sus palabras. Tal vez sean para animarme, después de todo, me ha dicho que una vez los salvé y que seguía confiando en mi para ello. Pero por otro lado también me parece una advertencia. Muchos dieron la vida por mí, y era posible, que esta vez, ocurriera lo mismo. El Ministro se marcha, y Venetius y Percy le siguen. El primero me lanza una mirada llena de reproche, y mi cuñado me palmea el hombro al pasar, preocupado por mi decisión, y tratando de animarme. Cuando me quedo a solas con Rikgon y Hoffman, este, me sonríe.

   -Sigues siendo el Elegido, Harry. Lo lograrás.

 El Elegido. Esta vez, esa palabra, me parece demasiado poco.  

Leave a Reply