De nuevo la oscuridad. De nuevo parezco estar ciego salvo por esa luz plateada que se cuela por la fina grieta de la mugrienta y áspera pared de la celda. El arrastreo de sus cadenas vuelve a sobrecogerme. Su respiración pausada y su ronca voz lanzando al aire frases en latín... La oscuridad le rodea. Aunque no pueda verle, sé a ciencia cierta que es un fantasma errante en Azkaban...

-Me burlo de vosotros necios despojos despreciables, estoy aguardandoos en mi mente.- Sus palabras se arrastran con el viento gélido. Escupidas con rabia, parecen chocar contra los muros de su celda repercutiendo en la mía. Guardo silencio apoyando mis codos sobre mis rodillas. Refugio mi rostro entre mis manos. La desesperación me llena. Su odio... su odio se escapa de su garganta.


Le imagino sentando en la oscuridad. Puedo oír cómo respira profundamente, escuchando los lamentos que son traídos con el viento. -Susurro al viento como al silencio... Escucho sus palabras, roncas, rasgadas, quebradas...: -No hay silencio...- logro murmurar.

-¿Silencio? ¿Acaso temes al ruido?- susurra tras escuchar mi lejana voz en el murmullo.

-Temo más al silencio...- es la primera vez que intercambio mis palabras con aquel preso.

Su voz retumba en la totalidad de la prisión. Los Aurores que la vigilan murmuran en la lejanía. -El silencio es cruel y mentiroso...
Escucho la ausencia de su voz acompasándose con el profundo vacio del silencio. Entonces se rompe:
-No dibujes tu propia conclusión... Sométete a la ilusión magnífica... El Silencio no es como tú crees que es...- susurra con voz ronca. Giro el cuello hacia el muro en el que me apoyo, el mismo que divide mi celda de la suya: -¿Qué es el silencio?


El silencio es la cuna de una bestia como yo... El silencio más callado es el vacio... La soledad muda que nos abriga el alma... El silencio, no es soledad... es mi musa que danza en un baile eterno... Siempre en silencio ¿acaso no has aprendido nada?- Expresa con arrogancia.
-El silencio no es una mentira... el silencio aguarda los más oscuros secretos que jamás serán pronunciados.

Agacho la cabeza pensando en la veracidad de sus crueles palabras: -El silencio ha sellado mis labios... Ha enmudecido mi garganta... Ha escondido mi nombre y ocultado mi secreto...- Confieso hablando con pausada calma.
Escucha atentamente lo que digo, puedo sentirlo en su templada respiración: -El silencio no lo oculta, eres tú que has ocultado tus secretos a los necios de las personas. Pero, lo más extraño, es que temas al silencio cuando tú eres dueño de tu silencio, pues te estás temiendo a ti mismo y es un error.

Dice, haciendo que sus palabras sean victoriosas. El silencio se apodera de mí un instante: -Temo el futuro por hallarme preso en el presente, enjaulado cual ave desprovista de su vuelo... Temo el futuro por temer al presente, por olvidar la memoria difusa de un pasado que se escapa.

En el mutismo que se adueña de la voz del preso, siento cómo disfruta de mis palabras: -¿Acaso temes al tiempo? A lo que se te cierne en estos muros mugrientos e inquebrantables. Tus palabras están llenas de miedos, de agonía por querer expresarte. ¿Acaso no temes al monstruo que te habla?

Pregunta. Su voz ronca y profunda me produce escalofríos, pero temo más al tiempo y al olvido, sí, es verdad...: -Temo al tiempo no ver un futuro más allá de estos muros... La esperanza aún ilumina las sombras, pero temo no volver a verles...

No sé cómo has acabado aquí, ni me importa. Pero, ¿acaso crees, pobre iluso, que merecen volver a verles? ¿Acaso te mirarán con ojos de buenaventura como antaño hicieron? La gente es hipócrita, asúmelo, te odiarán y desearan tu muerte.- Una risa leve y cansada abandona sus labios.

No lo creo, lo sé...-Respondo queriendo convencerme de lo que ya apenas puede convencerme.
El Rey de los Monstruos estalla a carcajadas a causa de mi respuesta: -Crees en lo que sueñas, pero la realidad es más amarga.

-Tú realidad es más amarga...-Sentencio pensando en cinco años atrás, cuando aún era libre.... Se hablaba de varios presos de alta seguridad. "El Rey de los Monstruos" era uno de ellos. Me pregunto si es él... Un Auror que perseguía magos tenebrosos y que en más de una ocasión ha estado frente a frente con ellos, sabría reconocer a alguien como Nathaniel Saxton solo por sus palabras. Su voz irrumpe en mis pensamientos:

-¿Acaso crees que mi realidad es más amarga? ¡No!- Exclama rotundamente: -El mundo está podrido de por sí, la carnicería está por llegar.

Sus palabras y voz elevada, su forma de hablar... Me hiela...
Un escalofrío sacude mi castigado cuerpo: -Aún tengo algo por lo que luchar... Algo que mantiene el latido de mi corazón, algo que hace que la sangre siga corriendo por mis venas.
-Yo no poseo corazón alguno, ya que los monstruos no tenemos sentimientos. Tan sólo luchamos por hacernos más fuertes y sobrevivir. Mi sangre es negra como la noche que se cierne sobre este lugar...- Anuncia como si de una condena perpetua se tratara: -La noche que se cierne sobre este lugar...- Murmuro mientras apoyo la frente sobre la fría superficie de los barrotes que me encierran: -Siempre hay belleza en la noche... Siempre hay luz...

Los aurores vigilan el pasillo. Veo pasar a Emmeline y se me antoja esa luz que ahora hay entre tanta oscuridad: -La oscuridad acabará por engullirse esa luz de la cual crees. ¿Un preso creyendo en luz? Qué surrealismo...- Expresa con ironía.
-No sabes nada de mí...-digo entre dientes, con rabia. -Ni me importa.Tu mundo no significa nada para mí. Llegará el día en que tus ojos vean tu realidad resquebrajarse.- Expresa con desgana.
-Eres un ser odiado y repudiado... Tú no eres más que una sombra...- Espeto en respuesta a la crueldad de sus palabras.
-Gracias, por los halagos- Agradece irónico soltando una risa burlona:-Tu odio y miedo, me inspiran y me llenan de placer- Ríe divertido ante la rabia que produce en mí: -¿Acaso te he hecho enojar pobre infeliz?- Pregunta estallando a carcajada, burlándose de mí.
Los aurores piden silencio. Yo me acongojo por su frialdad y crueldad. Guardo silencio de nuevo.
-Vaya, el pobre tiene miedo de los guardianes.- Expresa con ironía:-Te dejo que sigas con tu silencio temido, ten cuidado de no embriagarte con el veneno que hay por el aire a causa de mis palabras. Soy un monstruo que no teme al silencio, aprendí de ello. Escóndete temblando en la oscuridad. Yo me quedaré aguardando con los ojos cerrados.
-No temo a los aurores...-Murmuro. "Yo mismo fui uno de ellos", pienso:-Y no me escondo...- cierro los ojos.
-No seas cobarde... Me conocen bien por aquí y estas cadenas que llevo son la prueba de ello.- Susurra con voz baja hasta cesar su voz.
-Si de algo estoy seguro, es de que nunca me faltará el valor...- Pronuncio quedamente con mi grave voz quebrando la imperturbable quietud.
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