Fics Spanish HP Fakes

Oscuridad. Eso es lo que veo cuando miro a mi alrededor. Tan siquiera sé cuándo he abierto los ojos, cómo he llegado aquí, cuándo dejé de dormir… ¿o sigo dormida?
La acelerada respiración impulsa mis latidos y hace que tenga que abrir los labios para dejar entrar el aire que me falta.
Doy un paso, pues tengo miedo de avanzar en mitad de tanta negrura y tanto silencio. Mi jadeo lo quiebra, mis latidos resuenan en mis oídos… hasta la huella de mis pies descalzos se deja oír… Otro paso más y siento miedo. Uno nuevo y sigo sumida en el vacío. Dos más y puedo ver un tibio resplandor en esa impenetrable inmensidad que, ahora, se ha roto.

Esperanzada por salir del abismo que me hacía su prisionera en las sombras, echo a andar lo más rápido que el temblor de mi temeroso cuerpo me permite. Cada vez estoy más cerca. Cada vez siento más que puedo escapar pero, temiendo que la sombra me dé alcance por la espalda al igual que la luz centellea ante mis ojos, vuelvo el rostro sin detener el rumbo de mis acelerados pasos y, cuando vuelvo a mirar al frente, la blanca inmensidad me ciega un instante efímero que tiñe todo de luz.
Como un golpe, fuerte, duro, inesperado, impacta sobre mí y entonces siento como mi cuerpo se detiene aunque yo no quiera. Parpadeo ocultando mis ojos bajo la débil sombra que produce mi brazo sobre mi frente y trato de ver entre el cegador velo blanco que ahora comienza a difuminarse. A lo lejos, en lo que supongo que es el final, puedo ver sombras. Cuatro sombras que yacen juntas.

Como vaporoso humo, la niebla blanquecina se disipa y entonces me interno poco a poco en ella. Al alzar la vista hacia arriba, todo sigue siendo blanco. Cuando miro a mi derecha, todo es blanco. A mi izquierda, todo es blanco. A mis pies, todo es blanco. A mi espalda… a mi espalda ya no existe ese negro vacío. Al frente, siguen esas siluetas oscuras a las que se le van sumando más y más… Más siluetas difusas de las que solo logro adivinar su contorno. De pronto, una rápida ráfaga de aire, fría y concisa, agita mi cabello y mi camisón. Cuando abro los ojos después de haberlos cerrado por el inesperado viento, una roja línea de brillante color resalta en el blanco escenario. Gruesa, más profunda en la izquierda que en la diestra, rompe la pureza de ese desconocido lugar.

De nuevo el viento, esta vez, más rápido, más frío, más cortante. Me sacude de un lado a otro, me maneja a su antojo y yo me siento atemorizada. Con desesperación porque no cesa, llevo las manos a mis oídos cubriéndolos con fuerza a la vez que cierro los ojos y grito lo más alto que puedo. Pero no tengo voz. Me dejo caer de rodillas al suelo, gritando entre el llanto desesperado, aunque no me oiga. Y no es que no tenga voz, es que el viento es ensordecedor.

Cuando todo cesa, apenas puedo creerlo, pues todo se sume en un profundo silencio. Con el alocado corazón y el miedo latente en mí por no saber qué ha sucedido, alzo la vista y ante mis ojos puedo ver lo que me trae el recuerdo de las pinceladas desesperadas del pintor sin inspiración. Entonces me calmo cuando adivino los trazos rápidos y sin orden de los cuadros inacabados de mi madre. Me pongo en pie con una sonrisa que nace sin que sepa muy bien por qué.
Todas esas difusas sombras al fondo de la luminiscencia ahora tiene un sentido: son todas las personas que tengo a mi lado… las mismas que me niego a ver cuando, ciega en mi pesar, me sumo en la tristeza sin lograr que triunfe el tiempo por encima de todo.

Es entonces cuando me doy cuenta de que el blanco escenario en el que me hallo no es más que el lienzo del pintor que no sabe qué pintar hasta que todo lo que le importa cobra vida en su recuerdo. A mi alrededor, todo son trazos de pincel coloreados sin orden, pero seguro que hay alguien que sí puede ver y sentir todo lo que mora en el cuadro en el que sueño siendo una de sus protagonistas. Y ese alguien, es su pintora… Mi madre… Esa que me ha dado vida tantas veces que hasta colorea mis pesadillas con trazos de color que me dan la vida una y otra vez… aunque me cueste respirar, aunque no deje de caer, aunque me cueste levantarme… Pero, si mi reloj no deja de latir, es por ella.

[Sueño: Original]

Leave a Reply