Dom: Alzo las manos por encima de mi cabeza estirando los brazos y manteniendo las piernas rectas y la espalda bien erguida tal y como me ha enseñado mamá. El lago de los cisnes resuena en mi habitación, pero fallo en uno de los pases que siempre me ha resultado difícil y tropiezo cayendo al suelo.
Louis no está, ni Vic, ni mamá... Por eso me he metido en mi habitación a practicar sola el ballet que tanto se me resiste pero vuelvo a fallar y ahora me escuece la rodilla. Enfadada conmigo misma y desazonada, me levanto del suelo y me quito el tutú dejándolo caer sin importarme cómo caiga. Las lágrimas ruedan por mis mejillas y entonces salgo al pasillo y camino sin alzar la vista del suelo hasta que tropiezo con mi padre al llegar al salón.
Bill: Mi pequeña Dominique, choca contra mí. Pongo las grandes manos sobre sus pequeños hombros. No veo su rostro pero me doy cuenta de que está llorando, pues cualquier padre sabe reconocer cuando ha llorado su hijo
-¿Qué te pasa, mi niña? -Pregunto agachándome ligeramente para instarte a que me mires.
Dom: Tratando de reprimir el llanto porque no esperaba chocar contigo, trago saliva y te miro tras un parpadeo.
-Me he caído... Respondo bajando la mirada a la herida de mi rodilla.
Bill: Chasco la lengua
-Vaya... Déjame ver. -Digo mientras me acuclillo frente a ti.
Dom: -Au... -Digo al sentir un poco de aire sobre la herida. Escuece.- Papá... eso no importa... -Digo mirándote.
Bill: Elevo mi mirada hasta la tuya, dulce y transparente, tanto como tú
-¿Entonces? ¿Qué le pasa a la niña más guapa del mundo? -Te miro con una sonrisa, mientras adivino en tus ojos un cierto aire de frustración.
Dom: -Que siempre fallo en lo mismo y no quiero caerme, papá... -Respondo sintiendo que nunca podré conseguirlo.
Bill: Me doy cuenta de lo que te ha sucedido. Has vuelto a fallar en un pase de ballet
-No digas eso... -Me yergo y te tiendo la mano- Para aprender hay que caer, señorita Weasley...-Sonrío.
Dom: Tomando aire con profundidad porque eso me da fuerzas, tomo tu mano.
-¿Y por qué siempre tiene que pasar algo malo para que aprendamos a hacer todo bien? No es justo... -Me agarro a ti fuerte porque fuerte eres tú.
Bill: -Porque nadie es fuerte si antes no es débil...-Digo tras mirarte, mientras camino de tu mano hacia el salón
Dom: Esas palabras son para mí una lección. Yo y mi afán por superarme y no equivocarme... Tal vez eso sea peor porque estamos pensando en no caernos y, al final, nos caemos...
-¿Tú te has caído mucho?
Bill: -Mucho, pequeña, mucho... Pero siempre me he levantado, porque siempre he tenido personas por las que volver a levantarme
Entro en el salón contigo, y tomo asiento en el sillón. Te rodeo la cintura, y te siento sobre mis piernas
Dom: Ya me he olvidado de la herida, de "El Lago de los Cisnes" y hasta casi de la frustración. Sentada contigo siento que puedo sonreír.
-Y si yo me caigo... ¿tú me levantas? -Pregunto girando el cuello lo suficiente para poder verte.- ¿Verdad?
Bill: Asiento
-Yo te levantaré, siempre que te caigas mi pequeña joya, ¿y sabes por qué? -Te pregunto con una sonrisa
Dom: Niego con la cabeza mirando tus azules ojos, que tanta calma y seguridad me transmiten.
Bill: Porque eres una princesa, y las princesas no pueden caerse, porque no saben... Solo saben levantarse, mi niña.-Beso tu mejilla, apretándote contra mí
Dom: Con esas palabras y ese abrazo tan dulce y protector, me abrazo yo también a ti, poniendo mis manos sobre tus brazos y sintiéndome tu princesa. Porque hoy me has enseñado que no importa cuantas veces fracasemos, cuántas nos caigamos, cuántas nos hagamos daño... Lo que importa, es volver a levantarse.
Bill: Te abrazo, sintiéndote frágil en ese abrazo en el que trato de transmitirte mi fuerza y serenidad. Eres de lo más maravilloso que mis ojos han podido ver, pues para un padre no hay nada más maravilloso que aquellos que le llaman "padre", sus hijos, sus tesoros: la única fuerza capaz de hacer que un padre se levante mil veces aunque caiga cien.
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